lunes, 20 de septiembre de 2010

Supertramp: 70-10 Tour

He aprendido mucho de música gracias a mi hermano.
Cuando era pequeña, escuchaba en su habitación las cintas que se compraba de todo tipo de grupos, especialmente de
Supertramp, Electric Light Orchestra y Bob Marley. Mi infancia tuvo esta banda sonora, algo de lo que le estoy muy agradecida.
El pasado sábado tuve la oportunidad de rememorar algunos de aquellos momentos de infancia gracias al concierto que Supertramp ofreció en Barcelona, en el Palau Sant Jordi. Con mis treinta años rompía una media de 40 para arriba, la edad de mi hermano y de aquella generación privilegiada que asistió a una época dorada musical.
En esta gira, 70-2010 Tour, que también ha pasado por Madrid, los ingleses repasan sus éxitos pero lo hacen sin Roger Hodgson, el cantautor de voz fácilmente reconocida, autor de Dreamer o Give a Little bit entre otras. Sin embargo, no es la primera vez que el grupo prescinde de él. En abril de 2002 ya le ignoraron. Por cierto, que Hodgson prosigue con su carrera en solitario, también de gira. Ha grabado un disco, Classics Live, que pronto verá la luz. Mientras tanto, en su web nos regala la descarga gratuita del éxito Dreamer. El pasado 29 de julio se pasó por Madrid y el 31 de marzo de 2011 estará en Barcelona, donde actuará en el Palau de la Música.
Sin embargo, ahí estaba Rick Davies, el fundador junto con Hodgson, más fresco que nunca y con sus habilidades al piano intactas.
Todos sentados. Un público muy maduro, tranquilo y receptivo, coreó de principio a fin las canciones. La banda suena auténtica, y proporciona flashes de tiempos pasados (no sabemos si decir mejores o peores), pero sin duda nos posiciona en otra época, en aquella en la que sus canciones pisaban fuerte y se convertían en himnos que durarían para siempre. Es lo que le sucede a la calidad… Triunfa en el tiempo.
Davies se dirigió al público con un "Bona nit", para pasar a hablar exclusivamente en inglés y recordar que llevaba 8 años sin pisar Barcelona (desde el año en el que nació su nieto, apuntaba). “Lo que más me gusta de esta ciudad es la comida. La comida es fabulosa. Es la mejor. La segunda mejor después de un “Breakfast in America”. Y así daba inicio al temazo.
Tocaron todas las imprescindibles, en un concierto con buen sonido, de casi tres horas de duración, en el que, en mi opinión, destacó la interpretación de School, con esa armónica y ese piano mágicos. Dreamer siempre funciona, y fue la más aplaudida. Give a Little bit hubiese sonado mucho mejor interpretada por Hodgson. El resto fueron muy correctas y el balance global, musicalmente hablando y prescindiendo de sentimentalismos, fue muy aceptable.
Acabé la noche de vuelta a casa con mi hermano, camiseta de regalo y haciendo sonar, cómo no, Supertramp en el cd del coche, recordando instantes de nuestras vidas, conscientes de que es muy probable que no volvamos a ver a este grupo en directo.

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