Leído en LA VANGUARDIA (7 de febrero de 2011)
Tres años después del anuncio oficial por parte del grupo Piaggio de la desaparición del último modelo que por entonces seguía en producción de la versión clásica de la Vespa, el PX, la compañía anunció en el pasado salón de Milán su regreso al mercado. No es que su muerte no pretendiera ser definitiva, que lo era, como también quiso serlo su despedida, a base de ediciones especiales y de homenajes de todo tipo; sin embargo, todo mito tiene su milagro y este es el de la vieja Vespa con chasis monocasco y carrocería de chapa: resucitar a los tres años de su muerte, justo cuando las siglas PX cumplen 33 años.
A pesar de las coincidencias más o menos curiosas, la decisión de la compañía italiana tiene poco de mística y mucho de contrataque. Desde Piaggio pretende evitarse que nadie pueda aprovechar el vacío que dejó la PX entre los nostálgicos de las vespas clásicas y que firmas como LML han llenado con modelos como el Star, fabricado exactamente igual y con los mismos moldes con los que se producía el PX en India. La cuestión es que, como hace tres años, seguramente la Vespa de toda la vida seguirá sin resultar tan rentable como lo son los modernos scooters de plástico, pero en Piaggio parece que han decidido que, por poco negocio que suponga, mejor que lo hagan ellos que no regalarlo a otros.
La nueva PX llegará al mercado con sus dos versiones más significativas, la de 125 cc y la de 150 cc. Su base es exactamente la misma que tenía en sus últimas producciones, con arranque eléctrico y a pedal, cambio manual de cuatro relaciones, freno delantero de disco (detrás mantiene el clásico de tambor) y motor de 2T, aunque con los retoques necesarios para que supere la homologación Euro 3.
Fue precisamente este último aspecto el que se esgrimió como principal razón para dejarla de vender, dado que el veterano propulsor de 2T refrigerado por aire forzado y alimentación mediante válvula rotativa directa al cárter tenía poco margen de evolución para superar las estrictas normas de contaminación. La solución ha llegado a través de un nuevo escape con catalizador que permite pasar el corte, aunque es muy posible que a medio plazo deba completarse con alguna otra nueva medida ante las cada vez más exigentes tablas de emisiones.
En lo estético, no hay más cambios que una nueva rejilla frontal (la que cubre el claxon) que deja de estar cromada para pintarse del mismo color que la carrocería, un nuevo protector de goma del puente central del chasis que adopta un remate cromado y el sello de la marca, así como nue vos puños también con el logotipo de Vespa. En el fondo, lo más nuevo es el asiento, que se ha redondeado con el objetivo de mejorar la ergonomía general y hacerlo más cómodo. También se ha mejorado el faro delantero, que conserva la estética de siempre, aunque incorpora una nueva lámpara halógena con óptica multicónvex.
De momento Piaggio no ha confirmado aún el precio de venta de la resucitada PX, aunque se espera que las primeras unidades estén disponibles ya esta primavera.
Tres años después del anuncio oficial por parte del grupo Piaggio de la desaparición del último modelo que por entonces seguía en producción de la versión clásica de la Vespa, el PX, la compañía anunció en el pasado salón de Milán su regreso al mercado. No es que su muerte no pretendiera ser definitiva, que lo era, como también quiso serlo su despedida, a base de ediciones especiales y de homenajes de todo tipo; sin embargo, todo mito tiene su milagro y este es el de la vieja Vespa con chasis monocasco y carrocería de chapa: resucitar a los tres años de su muerte, justo cuando las siglas PX cumplen 33 años.
A pesar de las coincidencias más o menos curiosas, la decisión de la compañía italiana tiene poco de mística y mucho de contrataque. Desde Piaggio pretende evitarse que nadie pueda aprovechar el vacío que dejó la PX entre los nostálgicos de las vespas clásicas y que firmas como LML han llenado con modelos como el Star, fabricado exactamente igual y con los mismos moldes con los que se producía el PX en India. La cuestión es que, como hace tres años, seguramente la Vespa de toda la vida seguirá sin resultar tan rentable como lo son los modernos scooters de plástico, pero en Piaggio parece que han decidido que, por poco negocio que suponga, mejor que lo hagan ellos que no regalarlo a otros.
La nueva PX llegará al mercado con sus dos versiones más significativas, la de 125 cc y la de 150 cc. Su base es exactamente la misma que tenía en sus últimas producciones, con arranque eléctrico y a pedal, cambio manual de cuatro relaciones, freno delantero de disco (detrás mantiene el clásico de tambor) y motor de 2T, aunque con los retoques necesarios para que supere la homologación Euro 3.
Fue precisamente este último aspecto el que se esgrimió como principal razón para dejarla de vender, dado que el veterano propulsor de 2T refrigerado por aire forzado y alimentación mediante válvula rotativa directa al cárter tenía poco margen de evolución para superar las estrictas normas de contaminación. La solución ha llegado a través de un nuevo escape con catalizador que permite pasar el corte, aunque es muy posible que a medio plazo deba completarse con alguna otra nueva medida ante las cada vez más exigentes tablas de emisiones.
En lo estético, no hay más cambios que una nueva rejilla frontal (la que cubre el claxon) que deja de estar cromada para pintarse del mismo color que la carrocería, un nuevo protector de goma del puente central del chasis que adopta un remate cromado y el sello de la marca, así como nue vos puños también con el logotipo de Vespa. En el fondo, lo más nuevo es el asiento, que se ha redondeado con el objetivo de mejorar la ergonomía general y hacerlo más cómodo. También se ha mejorado el faro delantero, que conserva la estética de siempre, aunque incorpora una nueva lámpara halógena con óptica multicónvex.
De momento Piaggio no ha confirmado aún el precio de venta de la resucitada PX, aunque se espera que las primeras unidades estén disponibles ya esta primavera.
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